Es inevitable. Una cama vestida con una colcha de piqué blanco nos invita a relajarnos y descansar. Es una pieza discreta y luminosa a la que le sientan perfectos los muebles tan sencillos como ella: de madera natural como el banco y las mesitas, o entelados como el cabecero de color negro. Para acompañar el ambiente relajado que se genera, recomendamos pocos detalles y sin muchos ornamentos, por ejemplo, un jarrón de vidrio con unas ramas de pasto de pampa. Ideal.