No hay dos piezas iguales y sin embargo, este salón es pura armonía. El secreto está en el juego de materiales y de formas. Las fibras naturales y la madera en bruto, acompañadas de algodón para darles luz y confort, son las protagonistas. Pero fíjate cómo se combinan: dos sofás rectos hechos en fibras muy distintas, una de trama abierta y la otra muy compacta, se complementan en un equilibrio perfecto. Una butaca, una mesa de centro y un puf de formas orgánicas compensan la rigidez de los muebles rectos y aportan suavidad al ambiente. La madera en bruto completa el conjunto con dos auxiliares, de nuevo, en perfecto equilibrio: un cubo recto y un tronco que parece sacado directamente del bosque. Así es la nueva naturalidad y nos encanta.